domingo, 30 de agosto de 2009

Erase una vez... que se era (II)


Y erase una vez... que se era... que los días... se fueron sucediendo.




La distancia... se incrementó... con un enorme charco... entre ellos.




En sus paseos... la perrita se encuentra... con humanos parecidos a su Dueño.




Humanos que... sólo quieren jugar...




Humanos que... intentan atraparla... con un burdo collar... o con collares de lujo...




Humanos que... le prometen el oro y el moro...




Humanos que... se ponen a sus pies... para que ella se ponga a los suyos...




Cada día... la perrita salía un poco... y cada noche... regresaba a casa... Su casa.




Y una noche... su olfato le dijo... que ya estaba de vuelta... pero por más que se paseaba por la casa... no le veía... no le sentía.




La casa... se le caía encima... la agobiaba... y pensó que... había llegado el momento... de marcharse.




Se dió una última vuelta... echó una mirada lastimera a la jaula abierta... desde hacía ya mucho tiempo... y salió.




Al salir... dió un portazo... y cerró la puerta tras de sí.




Apenas se había alejado unos pasos... cuando la puerta se abrió.




Se giró... la miró... pero no se movió del sitio.




Pasó toda la noche... mirando la puerta abierta... hasta que Él la llamó.




No recuerda bien... todo lo que se dijeron...




Sólo pudo retener... algunas frases sueltas...




"Un poco más"... "paciencia"... "si tú quieres"... "pronto"... "no sé"...




Y lo vió... marcharse de nuevo...




Contempló la puerta... que ella había cerrado... y que Él había abierto de nuevo.




Al marcharse... la puerta... seguía abierta.




La perrita... no ha vuelto a entrar a la casa.




No volverá a entrar... sola.




Tampoco ha querido... cerrar la puerta...


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