A la misma hora... en el mismo lugar

A la misma hora... en el mismo lugar... ella espera su llegada.

Esta vez... está nerviosa... y se pasea por la acera... impaciente.

Como la vez anterior... se sube en el coche... y le dá dos besos en la mejilla... mientras se dirigen al parking.

Al aparcar... abre la puerta para salir... cuando escucha a su espalda... "¿alguien te ha dado permiso para salir?".

Glups... 

Se queda quieta en el asiento... retorciendo sus manos... y con la cabeza baja... murmura un... "lo siento"... sin atreverse a mirarlo a los ojos.

Él suelta una carcajada divertido... no es fácil pillarla fuera de juego... y cuando lo consigue... aun con una tontería como esa... disfruta enormemente... y lo llena de placer.

Le levanta la cabeza... y la obliga a mirarlo... clavando sus ojos en su boca.

Ella humedece sus labios... esperando un beso... que no llega.

"Ahora puedes salir".- le dice con una sonrisa

Mientras baja... intenta serenarse... consciente de que... si no lo hace... meterá la pata muchas veces... y es algo que... ni le gusta... ni desea.

Al llegar al restaurante... y desprenderse del chaquetón... él hace un gesto de aprobación con la mirada... ante su aspecto... pero... no tarda en indicarle que... se desabroche... dos corchetes de la camisa.

Las manos le tiemblan al hacerlo... mientras mira de reojo... al resto de los comensales...

En los lugares públicos... no puede evitar... sentirse observada... con independencia de que... nadie repare en ella.

De su bolso... ella saca unas pinzas cuadradas... de presión... y las deja al lado del plato de él... que las inspecciona... juguetea con ellas... y las vuelve a dejar... encima de la mesa.



La comida transcurre... entre risas y buena conversación... hasta que él le pide... el sujetador...



Hace un leve intento de ponerse de pie... para hacerlo en el baño... pero él hace un gesto negativo con la cabeza.



Afortunadamente... el sujetador... no lleva tirantes... 



Se lo desbrocha... se lo saca por debajo de la camisa... y se lo entrega.

Él huele su perfume... antes de guardárselo en un bolsillo... con una sonrisa.



Se presupone que... para ella... la situación no es nueva... pero... sí que lo es... porque es su primera vez... con él... para él... y eso le provoca... nerviosismo y excitación... 



Ella... aún no sabe... todo lo que provoca en él... y eso... le resta parte... a su habitual seguriddad... 



Cuando llegan a los postres... él le devuelve las pinzas...



Esta vez... sí que la autoriza a que vaya al baño... y se las ponga.



A ella le parece... que cualquiera puede darse cuenta... de las pinzas en sus pezones.

Él... hace como que no se notan... y quiere que le muestre... que realmente... las lleva puestas... 



Al salir del restaurante... y tal y como hiciera la vez anterior... él la detiene unos minutos... mirándola fijamente a los ojos.



Esta vez... ella no pone la excusa de seguir caminando... para rehuir la profundidad de su mirada... pero llega un momento en que... tiene que bajar los ojos.



Él se ríe... la acerca... la abraza... le hace levantar la cara... y por fin... la besa.



Un beso profundo... largo... exigente... que la excita... que le hace temblar entre sus brazos... y que las piernas... parezcan de goma.



Sonrientes... pasean por la ciudad... hasta llegar a una cafetería... donde ya estuvieron.



Como la vez anterior... suben a la parte de arriba... donde podrán estar... solos.



Cuando el camarero les sirve los cafés... ella toma primero la taza de él... le hecha azúcar... lo remueve... y de rodillas ante él... (en un gesto espontáneo)... se lo ofrece.



"¡Quiero más de tí!... ¡dime lo que quiero oir!!".- le dice, satisfecho.



Ella... saca sus pechos de la camisa... echa los hombros hacia atrás... y antes de bajar la mirada... murmura la frase... que él lleva tiempo esperando...



"Señor... haz conmigo... lo que desees".